Entre los principales beneficios de la algarroba destaca su función para rebajar los niveles de glucosa en sangre y regular el sistema cardiovascular.
Asimismo, la fibra que contiene regula el tránsito intestinal y combate el estreñimiento.
También fortalece el sistema inmune.
Por otro lado, se le atribuyen propiedades para combatir el cansancio, por lo que se recomienda a personas que realizan una alta actividad física.
Además, la harina de la algarroba puede ser consumida por personas celíacas.
Fuente de fibra
Fuente de calcio
Fuente de magnesio
Bajo contenido en grasa
Naturalmente sin grasas saturadas
Sin azúcares añadidos
Sin gluten
Producto natural
Vegano
Procedente de la agricultura ecológica de Mallorca
Aportación natural de minerales y vitaminas
Efecto prebiótico
El mes de septiembre es un mes muy especial para nosotros, es el mes donde empieza todo, el mes donde se inicia el ciclo, el mes por excelencia de la recogida. Tiempo de conectar con la tierra, tiempo de la algarroba!
El negocio familiar, Productos Martín, es el punto de partida de nuestro proyecto, que con tanto amor hemos creado llamado Es Garrover de Mallorca.
Ellos se encargan de recibir toda la algarroba recolectada por nuestros agricultores.
Deseamos que este año la recogida sea buena y que traiga con ella lo mejor a todas aquellas personas que se dedican a cuidar y proteger nuestro campo, nuestra agricultura y nuestro producto local.
Nosotros seguiremos trabajando para elaborar productos de calidad, veganos, sostenibles y ecológicos.
Los paisajes de secano del litoral mediterráneo aparecen salpicados de cultivos tradicionales cuya producción se remonta a tiempos muy antiguos.
Un árbol muy particular, el algarrobo o garrofero. Su curioso fruto, la algarroba, vive hoy una nueva puesta en valor tras ser despreciada durante muchos años por considerarse poco más que alimento del ganado.
El algarrobo (Ceratonia siliqua), también conocido como garrofero, garrofer, garrofera o garrover, entre otros muchos sinónimos y apodos regionales, pertenece al género Ceratonia, que etimológicamente deriva de la palabra griega Keras, cuerno, por la apariencia que tiene el fruto. Los árboles de este género forman parte de la familia de las Fabaceae, fabáceas o leguminosas, y de hecho el fruto del algarrobo tiene el mismo aspecto de una vaina de alubias o habas, pero con diferencias muy significativas.
Los garroferos son árboles originarios de las regiones mediterráneas y sabemos que ya tenían una notable importancia en la Antigüedad Clásica, cuando las semillas llegaron a utilizarse como patrón del quilate, unidad de peso para gemas y joyas.
El algarrobo es un ábol de aspecto rústico, de hoja perenne y copas anchas, de perfil semiesférico, con un tronco grueso de ramas resistentes recubiertas de hojas pequeñas de color verde oscuro. Pueden superar los diez metros de altura, aunque el tamaño medio suele rondar los cinco o seis.
Lo que más llama la atención de este ábol es sin duda el curioso fruto que puebla sus ramas. La algarroba crece en vainas largas, flexibles, que inmaduras se asemejan a las habas por su color verde y gran tamaño. Pero, a diferencia de la mayoría de legumbres, esas mismas vainas se vuelven comestibles al madurar, con unas semillas muy duras e imposibles de consumir en crudo sin ser antes procesadas.
En efecto, la algarroba madura se reconoce por el color castaño muy oscuro, casi negro, y el liso algo contraído del exterior, un efecto de la pérdida de humedad. Aunque por fuera son rígidas y tienen una textura que puede recordar al cuero, el interior guarda una pulpa dulzona, tierna y pegajosa, que se puede comer cruda, con el único inconveniente de su fuerte sabor.
Las semillas, oscuras, de forma almendrada y tamaño variable, poseen un endospermo interior de color amarillento llamado garrofín, que molido en forma de harina se utiliza en industrias químicas con aplicaciones farmacéuticas, cosméticas y textiles. Y también tiene usos alimentarios como aditivo.
La algarroba como alimento: de ingrediente pobre a producto de moda.
Ya en la Antigüedad la algarroba se empleaba como alimento animal, y ese ha sido su principal destino durante muchos años hasta fechas recientes. Todavía hoy se emplea la pulpa de las vainas como parte de la alimentación del ganado ovino, bovino y porcino, también muy habitual en la dieta de caballos y burros, o seca y triturada para las gallinas.
Por ser un cultivo de batalla de cuidados mínimos, el algarrobo proporcionó un alimento muy valioso en tiempos de carestía, cobrando especial relevancia en la posguerra del siglo pasado. Productos hoy básicos como el azúcar, el café, la harina o el cacao se volvieron artículos de lujo, y la algarroba se convirtió en materia prima para elaborar sucedáneos de todo tipo.
El algarrobo se está poniendo de nuevo en valor gracias a que nuevos estudios apuntan a sus propiedades beneficiosas y las numerosas posibilidades culinarias que ofrece. El incremento de las tendencias de lo saludable, con un interés creciente por productos "naturales" o alternativas más sostenibles, también ha contribuido a volver a poner el foco en la algarroba.
La recuperación de la garrofa como alimento ha llevado a numerosos productores, artesanos y pequeñas empresas a comercializar todo tipo de productos elaborados con la algarroba como materia prima, desde preparados solubles para el desayuno hasta caramelos, gominolas, cervezas y licores, barritas energéticas, dulces y, cómo no, pseudochocolates de diversos sabores.