Jabones Panambi

La historia de Jabones Panambi es, en muchos sentidos, una historia íntima y llena de amor. Empezamos en 2007, en Sierra de los Padres, Argentina, un lugar donde la naturaleza manda y la calma inspira. Allí, rodeados de paisajes verdes y un aire casi místico, nos decidimos a seguir una pasión que, aunque en ese momento parecía solo un sueño, se convirtió en la esencia de todo lo que hacemos.

La idea de crear jabones comenzó casi como una necesidad de compartir algo nuestro con el mundo, de encapsular esos aromas, texturas y elementos naturales que siempre nos han inspirado. No queríamos simplemente fabricar productos, sino darle forma a algo más profundo, a un reflejo de lo que somos y de cómo sentimos el mundo. Cada pastilla de jabón en aquellos primeros días era única y estaba hecha a mano con esa mezcla especial de cuidado y amor. Nos sentíamos como alquimistas, mezclando hierbas, aceites y flores hasta que cada creación estuviera perfecta.

Poco a poco, Jabones Panambi encontró su camino. Abrimos cuatro locales propios en Argentina, y con cada espacio que inauguramos, creamos algo más que una tienda: cada lugar se convirtió en un refugio, un lugar donde la gente no solo podía comprar un jabón, sino también conectarse con la naturaleza y con el espíritu que habíamos puesto en cada producto. Nos encantaba ver cómo la gente reaccionaba al entrar, cómo se maravillaban con los aromas y cómo muchos de ellos, al probar nuestros jabones, entendían lo que queríamos transmitir.

Y luego, como en las mejores historias, la vida nos llevó a otro rincón del mundo. En esta nueva etapa, encontramos un hogar en Mallorca, en Cala Vinyes, un lugar que nos enamoró al instante. Este enclave mágico, con sus aguas cristalinas y su energía tan única, nos inspiró para crear una fábrica donde nuestras pastillas de jabón sólido siguieran llevando la esencia de lo que habíamos construido en Argentina. Aquí, en este rincón del Mediterráneo, hemos seguido el mismo camino, preservando los valores de siempre: trabajar con ingredientes naturales, honrar el proceso artesanal y mantener el compromiso de crear algo que realmente haga bien.

Porque para nosotros, Jabones Panambi siempre será mucho más que una marca; es un sueño que seguimos viviendo cada día, una manera de compartir nuestro amor por la naturaleza y nuestro deseo de cuidar a los demás a través de algo tan simple y a la vez tan especial.

La fabricación de nuestros jabones sólidos es, para nosotros, casi como un ritual. Cuando decidimos usar el método de extrusión, lo hicimos porque, aunque no es el proceso artesanal clásico que puede comenzar desde cero con cada ingrediente, este método nos permite preservar esa calidad pura y natural que tanto valoramos, garantizando la uniformidad y textura que buscan nuestros clientes. El método de extrusión nos da la flexibilidad de trabajar con materias primas certificadas y de alta calidad, como los noodles de jabón de base de aceite de oliva y aceite de coco, y nos da la tranquilidad de saber que el producto final está en completa armonía con nuestra filosofía: natural, nutritivo y consciente del medio ambiente, sostenible y circular.

Comenzamos seleccionando los noodles, que son pequeñas bolitas o fideos de jabón, en los que ya se ha realizado el proceso de saponificación y que provienen de fuentes certificadas. Elegir noodles de jabón a base de aceite de oliva y aceite de coco no fue una casualidad. Queríamos algo que nutriese, que realmente aportara un beneficio a la piel. El aceite de oliva, con sus propiedades emolientes y su capacidad de nutrir profundamente, combinado con el aceite de coco, que aporta una cremosidad y suavidad increíble, crea una base de jabón que no solo limpia, sino que realmente cuida la piel.

Una vez que tenemos estos noodles, el proceso de extrusión empieza en serio. Primero, los noodles pasan por un molino, donde son triturados y trabajados para que su consistencia sea más fina y homogénea. Este paso es clave para asegurar que cada pastilla de jabón tenga una textura suave y uniforme. En este punto, también agregamos otros ingredientes naturales, como aceites esenciales, arcillas, o extractos herbales, según la fórmula que queramos desarrollar. Nos aseguramos de que cada ingrediente tenga un propósito y de que todos ellos, juntos, creen una sinergia especial.

Después de mezclar cuidadosamente, la masa de jabón pasa a través de una máquina extrusora. Este equipo toma la mezcla y la comprime, generando una gran presión que ayuda a compactar todos los ingredientes, eliminando cualquier burbuja de aire y formando una barra de jabón densa y duradera. La extrusora es casi mágica: transforma la mezcla en una larga “cinta” de jabón, que es cortada posteriormente en las pastillas individuales en las formas seleccionadas.

En Jabones Panambi, nuestro compromiso con la sostenibilidad no es solo un lema o una moda; es la base sobre la cual construimos cada producto y tomamos cada decisión. Desde que comenzamos en 2007, hemos creído profundamente en la necesidad de cuidar nuestro entorno y en el poder de crear productos que no solo respeten a quienes los usan, sino también al planeta.

La idea de fabricar jabones sólidos tiene raíces prácticas y medioambientales. En primer lugar, una pastilla de jabón sólido evita el uso de plásticos, algo que para nosotros era una prioridad desde el principio. Cada año, toneladas de plástico acaban en el océano, y si hay algo que queremos evitar es contribuir a esa crisis. Al elegir los jabones sólidos como nuestra forma de producción, eliminamos la necesidad de envases plásticos, apostando siempre por empaques biodegradables y reutilizables. Además, esta decisión también se alinea con los principios de zero waste, donde nada sobra y todo lo que se produce se consume o se reintegra al sistema sin generar residuos.

Pero queríamos ir más allá. No queríamos que nuestro compromiso con el medio ambiente se quedara solo en los materiales que usamos, sino que se expandiera a cómo impactan nuestros productos una vez que llegan al agua, un recurso vital y frágil. Mallorca, con sus aguas cristalinas, nos recuerda a diario la importancia de cuidar el mar. Por eso, dedicamos tiempo y recursos a investigar fórmulas que no generen residuos tóxicos ni alteren el ecosistema marino. Usamos ingredientes biodegradables, que se descomponen de manera natural y no dejan rastros contaminantes en el agua. En lugar de utilizar compuestos químicos agresivos o perfumes artificiales, que pueden ser perjudiciales para la vida marina, optamos por ingredientes de origen natural, es asi que utilizamos hierbas naturales de la isla de Mallorca.